En las tres décadas de observaciones formales a estos maravillosos árboles nunca han dejado de sorprenderme.
Aunque les conozco desde cuando era niño, mi amor e interés surgió cuando les enfoqué como "cultivo forrajero" y mi admiración fue creciendo en la medida que fui consciente de sus capacidades y potencial apenas mostrado superficialmente y precariamente aprovechado a nivel mundial aun cuando tengo la absoluta convicción compartida por innumerables investigadores de que es una especie forestal
destinada a paliar muchas de las necesidades de la humanidad.
En las Vegas del Río Caparo, por el margen de Barinas, a unos cinco km de Punta de Piedras, aguas abajo, en un bosque de galería en degradación a pastizal me topé con el ejemplar más alto que he visto hasta ahora, aunque no lo medí directa o indirectamente estimo su altitud alrededor de los 12 m.
Yo pensé que en la Isla de Margarita había visto los ecotipos maderables reportados en la literatura como de madera fina para carpintería. En la siguiente foto, cortesía de Tadeo Roskienwicz, muestro un ejemplar del mencionado ecotipo.
Aunque los criterios de grosor del tallo y excelente porte mantienen este ecotipo como maderable, creo haberme topado con un ecotipo cuya constitución y exhuberancia le hicieron inadvertido para mí durante años, hasta que cobijándome bajo su sombra pude constatar que efectivamente se trataba de un ecotipo de Gliricidia, no niego que debí probar sus hojas para constatar que en realidad se tratara de la especie.
La segunda foto es una rama lateral, una similar estaba cortada y permanecía sobre el suelo en estado de descomposición
Las maestras me permitieron tomar fotos que ofrecieran una referencia del diámetro del tallo. Puedo decir que esta es la vista lateral del tallo.
Esta sería la vista frontal del árbol y el perfil de la maestra que sirve como referencia de su dimensión.
Otro magnífico especimen en el área, el poste de electrcicidad ofrece una idea del diámetro del tallo.
